Aléjate
de mi vida, no sé por qué me atormentas.
Vete
y déjame tranquila, sino, ven, ¡Pídeme cuentas!
¿Qué
eres?... ¿Quién eres?... ¿Qué quieres?
¿Por
qué siempre me persigues y no me dejas en paz?
Cada
noche siento tu presencia, no me dejas descansar.
O
domino tu tortura, o no podré vivir jamás.
Si
pudiera arrancar lo que invisible tanto me daña.
Sería
como un vendaval que saca un árbol de raíz y lo convierte en leña.
Me
dejas sin fuerzas, seca como una flor sin perfume, sin belleza e inerte.
Hay
veces en que mi frágil resistencia tiende a abandonarme.
Me
esfuerzo, mi deseo es conseguir superarte.
Si
no rendida caeré a tus pies ¡Por nunca jamás o por
siempre!
A
veces, de tarde en tarde desapareces y creo que no regresarás.
Me
convierto en un ser feliz… pero vuelves, e insistes.
Yo
no te necesito, te odio y te maldigo cada vez que me despierto.
Tampoco
sé qué es lo que quieres ¿No te bastan mis reproches?
Entonces
porque me vienes a visitar cada noche.
Es
que nunca me abandonas, me tienes aprisionada.
¿Acaso
es una obsesión, lo que a mi mente envenena?
¿O
una maldición que arrastro con una horrible cadena?
Vivo
amarrada a un grillete, que no me deja avanzar.
Quisiera
salir corriendo, volar como ave de mar.
Surcar
el cielo y el piélago, mas el peso me retiene,
no
consigo liberarme, de esta carga que me oprime.
¿Por
qué no me dejas sola?... No puedo seguir contigo.
¿Por
qué me ha caído encima tan horroroso castigo?
La
angustia corroe mi pecho, lucho y me desespero.
A
veces no veo, si no dormir
o no despertarme quiero.
Con
los nervios destrozados, paso los días enteros,
pues
no puedo desprenderme del despertar de mis sueños.
Vivo
como una sonámbula, casi como un alma en pena,
sin
saber si en algún momento, terminará mi condena.
Mas
no consigo entender que aprieta mi corazón,
tengo
un despertar amargo, lo arrastro como un dolor.
No
sé cómo, no sé dónde, ni sé cuándo sucedió,
sólo
sé que es un peso que me enturbia la razón.
Violeta
Evori
No hay comentarios:
Publicar un comentario